Fruto de la emancipación de la mujer, los años 20 marcaron un antes y un después en materia capilar. Las mujeres cambiaron el tradicional cabello largo por los peinados cortos andróginos y se atrevieron con looks más atrevidos. Analizamos, en detalle, los 3 peinados clave de esta década.
El bob: un corte de culto
Para adaptarse a su nueva vida activa, las mujeres adoptaron un cambio radical gracias al bob. Este peinado cuadrado, recto y muy corto se llevaba con las puntas a la altura de las orejas y con la nuca bien despejada. El trazo limpio del corte le daba un estilo gráfico que normalmente se reforzaba con un flequillo recto para estructurarlo. Este look femenino un tanto masculino era perfecto para reafirmar la igualdad de la mujer y se llevaba liso u ondulado.
El moño charlestón: un peinado imprescindible
Para asistir a las noches locas de los años 20, las mujeres se recogían el cabello en un moño vaporoso que colocaban hacia un lado. Además, le añadían algunas ondas al peinado para un plus de glamur. Por último, enrollaban el cabello descuidadamente para formar el moño y lo fijaban con algunas horquillas. En definitiva, un peinado desestructurado y elegante que daba como resultado un recogido romántico que desprendía su encanto durante toda la noche.
La diadema: un accesorio extremadamente festivo
No hay nada mejor para darle dinamismo a cualquier peinado que un accesorio de fantasía. Esta década estuvo marcada por la diadema que, tras haber caído en el olvido durante mucho tiempo, hizo su gran reaparición durante los años locos. Se decoraban con estrás, con perlas y con plumas, y se colocaban en horizontal sobre la frente a modo de joya capilar.