El afeitado sensibiliza tu piel y provoca tiranteces y rojeces. Por ello, Vanessa Giani, nuestra experta en cuidados, te da todos los consejos necesarios para cuidar tu piel.

Lava tu rostro con agua caliente

Es muy importante que tu piel esté perfectamente limpia antes del afeitado. Empieza eliminando todas las impurezas con un limpiador en gel para la cara. ¿El truco? Utilizar agua caliente, que reblandece la piel y el vello a la vez que estimula la microcirculación sanguínea. También dilata los poros para conseguir un afeitado mucho más fácil. Aunque tengas prisa, es mejor que no te olvides de esta etapa.

Aplícate un cuidado para antes del afeitado

Un producto en textura gel, una espuma untuosa o un jabón natural y económico… utilizar un cuidado antes del afeitado es indispensable para preparar y proteger la piel. Reparte el producto en toda la barba y, si tu epidermis es muy sensible, utiliza previamente un aceite de afeitado. Estos dos productos combinados suavizarán el vello al máximo y facilitarán el deslizamiento de la cuchilla.

Sé delicado durante el afeitado

¿La máxima que debemos seguir? La suavidad. La piel del rostro es bastante fina y frágil, así que no debes agredirla realizando gestos demasiado agresivos. Para conseguir un afeitado eficaz, realiza siempre movimientos lentos, sin apoyar el cabezal del aparato sobre la piel de forma excesiva. Esto se aplica tanto si usas cuchillas como si tienes una maquinilla eléctrica.

Hidrata tu piel tras el afeitado

Una vez hayas terminado, aclárate el rostro con abundante agua fría. Con este gesto, cerrarás los poros y evitarás la aparición de rojeces y pequeñas infecciones. Por último, aplícate un bálsamo o una crema para después del afeitado y masajea el producto hasta que se absorba por completo. Tu epidermis quedará hidratada, flexible y se regenerará sin problemas.