Este sombrero forrado, muy apreciado (en sus orígenes) por la burguesía rusa, es el accesorio de invierno ideal para las más frioleras. Y es que es probablemente el sombrero más caliente que conozcas. Si bien se consideró anticuado durante mucho tiempo, la chapka ha recuperado todo su esplendor y es, a día de hoy, el básico de toda buena fashionista.
 
Escoger tu chapka. Existen numerosas versiones de la tradicional chapka. La más conocida y la más revisitada es, sin duda, la versión forrada (piel sintética para las amigas de los animales) con orejeras. Imponente, cubre la totalidad de la cabeza, una parte de la frente y las orejas. También existen muchos modelos menos clásicos, como el visto en Yigal Azrouel. Los colores también son diferentes. Tu chapka puede ser marrón oscuro, negra, blanca o de colores. Todo depende del estilo que desees lucir. También existen modelos polares. Aunque menos elegantes, son tan calentitos como los primeros. Finalmente puedes optar por su versión sin orejeras, denominada toque (también rusa).
 
Llevar la chapka. En cuanto a tu conjunto, adopta la chapka con un abrigo largo de piel para interpretar a la perfecta Reina de las Nieves. Si no te convence su aspecto burgués, lúcela con un anorak o una chaqueta de cuero y apuesta por botas moteras, vaqueros slim o una minifalda de cuero para un look neorockero.
 
Chapka y peinado. La chapka se encasqueta sobre la cabeza. Si tienes el pelo corto o media melena cuadrada es mejor que permanezca disimulado bajo tu sombrero. El cabello semilargo y largo puede dar más juego siempre que esté suelto o adoptes recogidos bajos. El cabello largo ultraliso o el cabello wavy convienen perfectamente a este tipo de sombrero. Si prefieres recoger tu melena, ¿por qué no hacer trenzas laterales, una cola de caballo o un moño bajo? Si te da la impresión de que tus raíces tienden a engrasarse por el uso de la chapka, adopta un champú para raíces grasas y puntas secas que te ayudará a dominar esta crisis pasajera.