Clásico que se reinventa sin parar, el recogido se presta muy bien para ocasiones especiales, sea para una ceremonia formal o para una velada. Te proponemos tres ideas de peinado para tu inspiración.

El recogido despeinado

Fácil de realizar si tienes media melena, el moño despeinado es un ineludible que no necesita mucha técnica. Siempre de actualidad se puede llevar abajo en la nuca para un estilo chic. Para peinarte en un momento, carda ligeramente tu melena dejando dos mechones para encuadrar el rostro. Reúne todos los cabellos hacía atrás alisándolo ligeramente solo para mantener un volumen en la parte alta. Retuerce cada mechón de forma aleatoria y átalos uno a uno con horquillas. Deja algunas puntas sueltas para un efecto desenfadado. Fijar con un poco de laca.

El recogido tipo cresta

Original, ese recogido es una alternativa encantadora del moño italiano. Para hacerlo, marca una raya al medio para darle movimiento al peinado y lleva la melena hacía atrás . en la parte de delante aplasta los cabellos con un poco de gel en las raíces y átalos con una cola de caballo medio alta. Para el moño, mecha a mecha, coge pedazos de cabellos de la cola y forma bucles anchos . Fija cada uno de ellos con horquillas planas. Si tienes cabellos muy largos, haz varios bucles con el mismo mechón . Intenta que todo sea harmonioso y equilibrado.

El bun trenzado

El bun alto se lleva atrevido en versión XL . se viste de una trenza que destaca en la parte alta . Para conseguirlo, lleva toda la melena hacía atrás, aplastando bien los lados. Si tienes flequillo, es mejor llevarlo con volumen, abombado. Hazte una cola de caballo alta y sepárala en dos partes iguales .Inserta un bun postizo de espuma en una de las dos partes y cúbrelo con los cabellos para crear un bun que te servirá de base. Esconde las puntas en la base con horquillas. Realiza una trenza de tres cabos con la segunda parte restante. Suelta la trenza para darle amplitud y enróllala en la base del bun previamente creado para decorar el moño. Fíjala con horquillas plata … y ¡Voila.!