Mechas, reflejos… En Jean Louis David llamamos a estas técnicas de coloración parciales el
Contrast. ¡Un tinte destinado a aclarar tu cabello para un "efecto sol" de ensueño! Te lo contamos todo sobre esta técnica.
El Contrast te permite aportar relieve y contraste al pelo largo. "Gracias a esta técnica se puede destacar el movimiento o ciertas partes de tu melena para un resultado muy natural". Estos reflejos son adoptados por aquellas que desean aclarar ligeramente su cabello, destacar la parte delantera de su rostro o su flequillo.
"Ciertas clientas, sin embargo, caen en el error de querer mechas muy marcadas y muy claras. Como resultado, terminan por ser rubias platino porque a cada retoque, el peluquero se ve obligado a añadir más mechas. Así, difícil lucir una melena natural…". Para que no ocurra, evita un contraste demasiado marcado entre tu color natural y el de tus mechas.
Si realizas tus reflejos en tu peluquería, la ventaja es el resultado a medida. "En Jean Louis David utilizamos diversas técnicas en función de lo que desea el cliente. Para un "efecto sol", por ejemplo, la aplicación se realiza con pincel para que sea muy ligera". ¡También es posible obtener la progresión del color (desde las raíces hasta las puntas) e incluso contrastes más marcados para un corte que será todo relieve!
Tras dar el paso, es necesario conseguir que tus reflejos permanezcan tan bonitos como el primer día. ¡
Tus reflejos deben cuidarse! "En la peluquería podemos hacer lo que denominamos un aclarado o un
Gloss para reavivar el color de tus mechas". En casa, céntrate en productos destinados al cabello rubio más que teñido, dado que tu cabello no lo es particularmente. "Y, de vez en cuando, piensa en utilizar un
champú desamarillante. Lava tu cabello con éste último una vez al mes sin dejarlo reposar demasiado".
Nuestro truco: ¡Aunque los reflejos requieren menos cuidados que una coloración total clásica, también necesitan retoques a nivel de las raíces de vez en cuando! Acude a tu peluquería cada tres o cuatro meses. Cada tres meses es lo ideal; cada cuatro, lo máximo.