Lo ideal es acudir cada 6 semanas a la peluquería para rehacer tus raíces. Idealmente. En la vida real, es raro que se siga este consejo. Por motivos de bolsillo o simplemente por falta de tiempo. Te damos unos trucos para aguantar entre cita y cita con el peluquero.
"Cuando hay una gran diferencia con tu color natural, las raíces que aparecen tras algunas semanas no suelen ser favorecedoras. Por ello, es preferible recubrirlas". ¡Si no puedes hacerlo cuando eso ocurre, no dudes en ser creativa para disimularlas o jugar con ellas!.
La primera solución consiste en adoptar
peinados engominados. "Recogiendo tu cabello hacia atrás y utilizando un gel para conseguir un
efecto mojado permites que tus raíces parezcan más pequeñas". También puedes apostar por un
moño de bailarina o una cola de caballo estricta.
"El cabello rizado también puede disimular el efecto raíces. Diseñando rizos y creando de esta manera movimiento, la mirada se dirige menos a las raíces". ¡Así que olvídate del
cabello ultraliso! Otro peinado que puede salvarte es la corona trenzada con aspecto falsamente despeinado y romántico que da la vuelta a la cabeza.
Finalmente, ¡usa y pásate con los accesorios capilares! Ten en cuenta, la
banda de cabello amplia para un espíritu sesentero. A la última, también te permite esconder tus raíces por debajo. Pero no te limites a este accesorio. Piensa también en las diademas finas y con lazos. En resumen, ¡todos los accesorios capilares que pueden desviar la atención de tus raíces!
Nuestro truco: Para evitar enfrentarte al problema de las raíces que crecen o para vivir con ellas más fácilmente, evita optar por un color que contraste con tu tono natural. Si mantienes un tono similar a tu color de origen, el contraste será menos marcado y los retoques menos urgentes.